sábado, 21 de mayo de 2016

Microrrelato de una conciencia

La Avenida Nevsky tiene unos cuatro kilómetros de largo. Está llena de restaurantes, cafeterías, hoteles y tiendas. Tiene una anchura importante (siete carriles para vehículos) y la mayoría de sus edificios tiene cuatro pisos de altura. Llegamos a la plaza Vosstaniya y damos la vuelta para volver a casa. Vadik empieza a sentirse muy cansado. La oscuridad de la noche nos engulle poderosa pretendiendo demostrarnos grandeza. Vadik intenta ponerse a su altura, sin éxito. Es un diminuto ser en medio de la inmensidad sujeto a cualquier circunstancia de la noche, indefenso. Camina cada vez más rápido hasta llegar a correr y sigue acelerando huyendo de la gran oscuridad, acercándose a ella al mismo tiempo. Muy lentamente consigo controlar a Vadik y devolverlo a casa, donde la noche nos sigue persiguiendo. Vadik enciende la televisión con la esperanza de encontrar protección en voces humanas.