domingo, 20 de noviembre de 2016

Las penas del joven Werther

I.
¿Pero qué es el hombre para quejarse de sí? Quiero y te lo prometo, amigo mío, enmendar mi falta; no volveré, como hasta ahora, a exprimir las heces de las amarguras del destino; voy a gozar de lo actual y lo pasado como si no existiera. En verdad tienes mucha razón, querido amigo; los hombres sentirían menos sus trastornos (Dios sabrá por qué lo hizo así) de no ocupar su imaginación con tanta frecuencia y con tal esmero en recordar los males pasados, en vez de en hacer soportable lo presente.


II.
Que ciertas personas de alta sociedad se apartaban de sus inferiores, 
como si el acercarse a ellos o dejar que se les acercaran debiera robarles la dignidad
y algunos casquivanos o majaderos se divierten y complacen en fingir familiaridad 
con el vulgo para hacerle sentir después su desprecio de manera asertiva.


III.
Si me preguntas cómo son las personas de este país, diré que iguales a todas. ¡El género humano es una cosa tan monótona! Casi todos trabajan la mayor parte del tiempo para vivir y su poco tiempo libre les pesa de tal modo, que buscan con ahínco el medio de usarlo en algo. ¡Oh, destino del hombre!  



Fragmentos de Las penas del joven Werther", de Goethe